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Tipos de lesiones laborales: diferencia entre lesiones mayores y menores

En el día a día de la actividad laboral, lamentablemente pueden ocurrir lesiones laborales que varían en gravedad e impacto. La distinción entre lesiones laborales menores y mayores no es siempre clara, pero es esencial comprenderla, especialmente para la seguridad en el lugar de trabajo, medidas preventivas y reclamaciones de compensación. A continuación, explicamos las diferencias fundamentales entre lesiones laborales mayores y menores, proporcionando una guía detallada sobre sus características. Conocer la diferencia puede fomentar un entorno de trabajo más seguro y garantizar la acción y el tratamiento adecuados cuando se producen lesiones.
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¿Qué son lesiones laborales?

Una lesión es cualquier daño físico o daño infligido al cuerpo. Este daño puede resultar de diversas circunstancias, como accidentes, resbalones o caídas, o incluso actos deliberados de violencia. Las lesiones pueden manifestarse a través de varios síntomas, incluida una amplia gama de afecciones, como malestar o dolor, inflamación o hinchazón, hematomas o decoloración y, a veces, pérdida de la función o el movimiento normal del cuerpo. La gravedad de la lesión puede abarcar un amplio espectro, de leve a grave. En casos extremos, una lesión puede amenazar la vida, lo que destaca la importancia de una intervención médica inmediata cuando se sufre una lesión. Si se sospecha o se confirma una lesión, es imperativo buscar ayuda médica profesional lo antes posible para mitigar cualquier daño adicional e iniciar el tratamiento adecuado. Para que una lesión se clasifique dentro del orden laboral, necesita producirse dentro del espacio habitual de trabajo o como resultado de la ejecución de las tareas asignadas al empleado, aunque esto suceda fuera de las instalaciones de la organización.

¿Cuántos tipos de lesiones laborales existen?

El nivel de gravedad puede ser tan amplio y detallado como los profesionales del área requieran para sus evaluaciones y análisis. Sin embargo, en una primera clasificación podemos encontrar dos grandes tipos:

1. Lesiones agudas

Una lesión aguda es el resultado de un evento o incidente traumático, intenso e imprevisto. Caídas, choques, golpes con objetos pesados y contundentes, usualmente generan lesiones laborales agudas. Este tipo de lesiones generan fracturas, hematomas evidentes, cortes, esguinces, entre otras manifestaciones incapacitantes y dolorosas. Son lesiones que requieren atención inmediata y especializada. Sin embargo, a pesar de que la primera impresión es impactante, la asistencia y la recuperación suelen ser rápidas y sin mayores complicaciones.

2. Lesiones crónicas

La lesión crónica, a diferencia de la aguda, no es producto de un evento traumático. Es el resultado de movimientos repetitivos, malas posturas, uso de muebles, accesorios o herramientas no adecuadas para la morfología del trabajador, entre otros factores desencadenantes. La lesión crónica puede ser prolongada o, incluso, definitiva. Su tratamiento requiere tratamientos prolongados y continuos. Para algunos trabajadores, este tipo de lesiones puede representar el fin de su vida laboral, por lo menos en el oficio que han venido desempeñando.

¿Cuál es la diferencia entre lesiones laborales mayores y menores?

La capacidad para poner en riesgo la vida del trabajador es el primer criterio que se utiliza para diferenciar las lesiones mayores de las menores. Por otra parte, las lesiones que no requieren asistencia médica especializada, permanecer en un hospital durante varios días o incapacidad del empleado, pueden ser igualmente consideradas menores.

Diferentes tipos de lesiones menores

En las lesiones laborales menores, el tiempo de recuperación suele ser rápido. La atención se da en el mismo lugar en el que ocurre el incidente y el trabajador apenas se ausenta de su puesto por algunos minutos, mientras es curado o atendido. Algunos ejemplos de lesiones menores son:
  • Magulladuras, rasguños, cortes o hematomas superficiales, que pueden ser atendidos con un botiquín de primeros auxilios básicos, que cuente con vendas, algún desinfectante y un analgésico.
  • Esguinces o luxaciones menores en las que no se presentan fractura de huesos, que apenas requieren aplicar hielo y ajustar el área afectada con un vendaje.
  • Distenciones o desgarros leves, que ocurren cuando los músculos se someten a un esfuerzo superior sin la debida preparación. Este tipo de lesiones necesitan algunos ejercicios suaves de estiramiento y masaje, que se pueden desarrollar en el mismo momento en que ocurre el evento.
  • Cortaduras o quemaduras de primer grado, que afectan apenas la capa superficial de la piel. En este mismo rango se clasifican las quemaduras resultantes de la exposición prolongada a altas temperaturas al aire libre.
  • Introducción de agentes extraños en los ojos, en las fosas nasales o en los oídos. Este tipo de lesiones, cuando se trata de polvo o pequeñas esquirlas, se pueden tratar con abundante agua, sin que causen consecuencias graves.

Diferentes tipos de lesiones mayores

Las lesiones graves requieren atención médica profesional inmediata. Este tipo de lesiones laborales tienen capacidad de causar la muerte del paciente, dejar secuelas para siempre o causar incapacidad laboral durante un prologando periodo de tiempo o para toda la vida. Las lesiones laborales mayores requieren hospitalización y monitoreo médico constante. En algunos casos, la intervención quirúrgica es inevitable. Algunos ejemplos de este tipo de lesiones laborales son:
  • Fracturas, especialmente las que afectan partes del cuerpo especialmente sensibles como la cabeza, el pecho o el área dorsal. Usualmente, requieren inmovilización o intervención quirúrgica.
  • Quemaduras ocasionadas por fuego o por agentes químicos corrosivos, que traspasen la epidermis y puedan requerir injertos de piel o intervenciones de cirugía plástica.
  • Contusiones cerebrales ocasionadas por golpes fuertes en la cabeza. Este tipo de lesión puede no mostrar señales exteriores, pero, sin duda, requieren intervención y supervisión médica.
  • Daños en la columna vertebral, como resultado de un golpe, una caída o el impacto fuerte de un objeto pesado. La médula espinal es en extremo sensible y cualquier impacto sobre ella puede generar la parálisis total/parcial del trabajador.
  • Mutilación de una extremidad, de un dedo o de cualquier parte del cuerpo. Un incidente tan grave como este debe ser atendido de inmediato, ya que en muchos casos es posible reimplantar la parte cercenada, aunque su funcionalidad se vea limitada.
  • Lesiones graves en el ojo, que tienen la capacidad de afectar la visión parcial o totalmente, o la pérdida total del órgano.
  • Aplastamiento, provocado por la presión de dos objetos muy pesados sobre el cuerpo del trabajador.

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