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Riesgos laborales en verano

Riesgos laborales en verano: cómo mejorar la seguridad en el trabajo durante las olas de calor

Los riesgos laborales en verano merecen un capítulo aparte en la Gestión de Seguridad y Salud en el Trabajo. Las altas temperaturas, que cada año rebasan los registros históricos, llevan a los especialistas en el área a considerar acciones preventivas para tratar una amenaza seria que, por fortuna, es previsible.
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La dimensión del impacto de los riesgos laborales en verano es una cuestión que no se debe menospreciar, especialmente en determinadas actividades. Las organizaciones pueden y deben hacer todo lo posible para eliminar el riesgo o, al menos, minimizarlo.

¿Cómo eliminar o mitigar los riesgos laborales en verano?

El calor del verano acompaña el descanso de muchas personas cada año, mientras que para otras significa una oportunidad comercial y de trabajo. En el área de Seguridad y Salud en el Trabajo, las altas temperaturas de los meses estivales, lo que representan, son amenazas que es preciso abordar. En ese sentido, hay acciones inmediatas efectivas para gestionar los riesgos laborales en verano:

1. Identificar y evaluar los riesgos

Altas temperaturas es un concepto que engloba muchas amenazas, de hecho, los riesgos laborales en verano pueden ser muy diferentes. El impacto y la probabilidad de ocurrencia (factores de evaluación relevantes) se asocian a una gran cantidad de variables que los modifican:
  • ¿Los trabajadores desempeñan su tarea al aire libre o en instalaciones cubiertas?
  • ¿El trabajo, en cualquiera de las dos opciones, es físico, de supervisión o intelectual?
  • ¿Existen trabajadores que presenten contraindicaciones de salud relacionadas con las altas temperaturas?
  • ¿El calor es un factor que incide en el rendimiento del trabajador?
  • ¿La tarea que desempeña el trabajador implica el uso obligatorio de algún tipo de prenda de vestir o de equipos de protección personal?
De la respuesta a estas y otras preguntas específicas de acuerdo con la actividad o el sector de la organización dependerá la primera labor, la de identificación y evaluación de riesgos laborales en verano. Incluso con estas consideraciones en mente, es bueno evaluar a cada empleado por separado. La razón es que las temperaturas altas son menos agresivas con personas jóvenes, pero esto no siempre tiene que ser así.

2. Planificar la gestión

La llegada del verano no es un evento imprevisto. La planificación de la gestión de riesgos laborales en verano tendría que realizarse en primavera por dos razones. En primer lugar, porque cuatro meses es un periodo de tiempo suficiente y amplio para realizar la tarea. Y, en segundo lugar, porque ya se dispone de los primeros pronósticos sobre los periodos en los que se espera mayor impacto de las altas temperaturas. El trabajo de monitoreo del clima constante permitirá obtener información precisa sobre los días más calurosos del verano, de ahí que sea importante anticipar estrategias de gestión en SST definidas antes de que los empleados reporten problemas.

3. Disponer los recursos necesarios

Los riesgos laborales en el verano impactan seriamente en la salud de los trabajadores. Las lesiones en la piel o afectaciones funcionales como mareos no son imprevistos, sino la consecuencia de periodos largos de exposición a las altas temperaturas sin la debida protección. Es importante que el trabajador disponga con suficiente anticipación de los recursos necesarios: ventiladores, agua potable, bebidas con electrolitos, medicamentos, etc.

4. Promover y asegurar la hidratación

Muchos de los efectos nocivos de los riesgos laborales en verano son mitigables con la hidratación adecuada. La hidratación con agua (conviene evitar bebidas azucaradas o con cafeína) tendría que ser una rutina promovida por la organización e incluso obligatoria en determinadas circunstancias. La recomendación en días de temperatura aceptable es beber hasta diez vasos de agua diarios. Aumentar la cantidad hasta en un cincuenta por ciento diario sería una medida recomendable en días de calor intenso. La hidratación adecuada necesita tres elementos: alentar a los empleados, proveer el recurso y programar los tiempos de descanso para hacerlo.

5. Indumentaria adecuada

Es conveniente que los empleados que habitualmente visten uniformes prescindan de ellos si el material, el color y la densidad atenta contra su seguridad física en condiciones de alta temperatura. Lo ideal es contar con dos versiones de uniforme: una para verano y otra para épocas frías o de temperaturas medias. El verano puede requerir añadir accesorios apropiados: gafas de sol, gorras, etc. En el caso de aquellos empleados que requieran equipos de protección personal para realizar una tarea, una opción podría ser programar el trabajo para las noches o instalar algún tipo de pérgola que actúe como escudo protector.

6. Programar pausas en las actividades más largas

La gestión de riesgos laborales en verano exige bajar la revolución del motor de producción. Los trabajadores que realizan tareas físicas necesitan trabajar menos horas o realizar mayor número de pausas activas durante la jornada. Los descansos buscan dos objetivos:
  • Permitir al trabajador trasladarse a un lugar en donde la temperatura sea más baja.
  • Asegurar el tiempo necesario para la indispensable hidratación.

7. Crear áreas de enfriamiento

Entre las estrategias para mantener a salvo a los empleados de los efectos de las altas temperaturas se puede incluir la creación de refugios climáticos. Se trata de áreas especialmente acondicionadas para realizar sus descansos en unas condiciones de temperatura óptimas o para recuperarse en caso de que muestren síntomas de golpes de calor. Los responsables de la gestión de riesgos determinarán en qué casos o en qué ubicaciones será necesario construir o acondicionar áreas de enfriamiento para los trabajadores.

8. Capacitar a los trabajadores

El entrenamiento y la capacitación ofrecen a los empleados las herramientas necesarias para sortear los riesgos laborales en verano derivados de las temperaturas. Los trabajadores necesitan saber qué hacer para prevenir, pero también para gestionar un incidente propio o de un compañero. Cualquiera de las estrategias que se diseñen para prevenir riesgos laborales en verano necesitan la participación de los trabajadores. Los programas de capacitación aportan conocimientos, pero también ayudan a concienciar y generar cultura en HSE.

9. Implementar instrumentos de medición

La percepción, cuando se habla de temperatura, no siempre es confiable. El trabajador puede sentir una temperatura soportable, pero esta puede estar rebasando los límites inocuos para la salud. Lo contrario también puede suceder. La recomendación es disponer de dos tipos de instrumentos de medición en cada puesto de trabajo: para medir la temperatura corporal y para medir la temperatura ambiente. Esto se debe de acompañar de indicadores que alerten sobre peligro o necesidad de tomar medidas extremas.

10. Realizar simulacros para probar planes de reacción

La gestión de riesgos laborales en verano se enfoca en la prevención, pero la reacción no se puede olvidar. Si surgen fallos o imprevistos, es importante saber dar una respuesta planificada, sistemática y probada. Los simulacros son una metodología aceptada para probar un plan de reacción ante incidentes. Esto puede incluir formación sobre primeros auxilios, técnicas de RCP, aplicación de medicamentos por vía oral o intravenosa, etc.

11. Utilizar herramientas tecnológicas

Seguir el decálogo propuesto ayudará a proteger a los empleados frente a los efectos perjudiciales del calor en sus puestos de trabajo. Con una herramienta tecnológica avanzada, además, se puede ganar en eficiencia. La diferencia es que aquellas organizaciones que se apoyan en una plataforma para automatizar la Gestión de Seguridad y Salud en el Trabajo optimizan la implementación de medidas de prevención de riesgos. Este tipo de soluciones ofrecen muchas funcionalidades diseñadas para proteger el activo más valioso de la organización: su fuerza laboral.

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