Evaluaciones de riesgos laborales: 10 errores comunes que debes evitar

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Las evaluaciones de riesgos laborales son el eje sobre el que gira la Gestión de Seguridad de los trabajadores. Una adecuada y sistemática evaluación de riesgos conduce al diseño e implementación de estrategias realmente efectivas, que garanticen la seguridad de las personas en el lugar de trabajo. Pese a la importancia de la tarea, muchos profesionales avezados aún caen en fallos que generan fisuras en el sistema. Las evaluaciones de riesgos laborales ayudan a eliminar la mayoría de los riesgos, y minimizar el impacto de los que persistan. Una forma de lograr el objetivo es conocer los errores comunes que suelen ocurrir al realizar evaluaciones de riesgos laborales. Recopilamos los diez más recurrentes.

¿Cuáles son los errores que se cometen al realizar evaluaciones de riesgos laborales?

El conocimiento y comprensión de los errores recurrentes en las evaluaciones de riesgos laborales facilita a las organizaciones adoptar las mejores prácticas de Seguridad y Salud en el Trabajo y proporcionar a sus trabajadores espacios de trabajo seguros, confortables y saludables. Los diez errores que usualmente cometen los profesionales encargados de realizar evaluaciones de riesgos laborales son:

1. No seguir procesos de evaluación de riesgos estandarizados

Los profesionales encargados de la Gestión de Riesgos Laborales, a causa de la repetición durante mucho tiempo de algunas tareas, pueden caer en el error de pensar que su intuición y su experiencia pueden reemplazar los métodos y los procesos estandarizados. Además del exceso de confianza, otras circunstancias pueden conducir al mismo comportamiento:

Negligencia o falta de motivación, características de equipos que carecen de liderazgo o de directrices claras desde la Alta Dirección.
Falta de recursos económicos y/o tecnológicos, que adquieren mayor relevancia en organizaciones que no cuentan con profesionales formados y dedicados a tiempo completo.
Ausencia de incidentes o accidentes, que crean una percepción errada de seguridad.
Descargar la responsabilidad en terceros, como compañías de seguros u organizaciones que suministren personal en la modalidad de outsourcing o como contratistas.
Falta de autoridad de la Alta Dirección, que no comunica en sus políticas la decisión y el mandato para realizar evaluaciones de riesgos laborales formales, sistemáticas y estandarizadas.

2. No fijar objetivos claros para las evaluaciones de riesgos laborales

La repetición de la tarea hace que las evaluaciones se desarrollen de forma rutinaria, reiterativa, tan solo por marcar un ítem en una lista de verificación. La ausencia de objetivos claros en evaluaciones de riesgos laborales se debe a:

Falta de manuales de procedimiento claros, estandarizados, creados por profesionales con formación especifica en Seguridad y Salud en el Trabajo.
Ausencia de informes, mapas de calor o registros de incidentes y accidentes, que lleven a la formulación de objetivos relevantes.
Deficiencias de formación y capacitación en los profesionales encargados de la Gestión de Seguridad y Salud en el Trabajo.
Soporte tecnológico ineficaz, que provea información relevante para, entre otras tareas, definir objetivos inteligentes.

3. Trabajar sobre un apetito de riesgo equivocado

Antes de realizar evaluaciones de riesgos laborales es preciso definir el apetito de riesgo de la organización. Esta es una tarea compleja. De no ser acertada la definición de apetito de riesgo, se pude poner en riesgo a muchos trabajadores, o, por el contrario, es probable obstaculizar el alcance de objetivos comerciales. Apetito de riesgo incorrecto o no comprendido por los profesionales en Seguridad de los Trabajadores, conduce a evaluaciones de riesgos ineficaces. Algunas recomendaciones para definir de forma acertada el apetito de riesgo son:

Considerar riesgos y oportunidades.
Conocer y comprender el contexto interno y externo de la organización.
Revisar los antecedentes históricos y los registros de incidentes, accidentes, lesiones…
Consultar a los empleados clave, directores de área, trabajadores que ejecutan tareas críticas…

4. Conformar equipos de trabajo no capacitados

Las evaluaciones de riesgos laborales deben estar a cargo de profesionales especializados en el área de Seguridad y Salud en el Trabajo. Pero, además del conocimiento y la experiencia que deben acompañar a los líderes del equipo, es preciso involucrar a otras personas esenciales. Equipos no capacitados, incompletos o conformados por personas irrelevantes, producirán evaluaciones de riesgos laborales incompletas, poco coherentes, irrelevantes y poco confiables. Las acciones recomendadas para la gestión de riesgos serán equivocadas, ineficaces y, el resultado final será una exposición alta e injustificada de los trabajadores a muchos riesgos no identificados y no tratados.

5. Desconocimiento de técnicas y modelos de evaluación eficaces

La Gestión de Riesgos de Seguridad y Salud en el Trabajo moderna evoluciona gracias a la interacción entre estudiantes y docentes en el área, de diferentes naciones y continentes. La aparición de plataformas que automatizan procesos, facilita el registro y reporte de incidentes y entregan informes inmediatos, es otro elemento que ha modificado el trabajo de Gestión de Riesgos Laborales. Gracias a la globalización y a la tecnología, los profesionales en el área disponen ahora de interesantes y muy eficaces metodologías y técnicas para la evaluación de riesgos. Formación y tecnología son los dos elementos que garantizan el acceso a modelos de evaluación modernos, avanzados y de alta efectividad. Ambos elementos, formación y tecnología, deben ser actualizados y revisados de forma constante. Así, la organización contará con profesionales actualizados, que producen evaluaciones confiables y eficaces.

6. Prescindir de la objetividad como elemento esencial para la evaluación

La Gestión de Riesgos Laborales, por el objetivo que persigue y por tratarse de personas con las que se convive a diario, tiende a ser influenciada por sentimientos y emociones personales. Las emociones y los conceptos preconcebidos hacen que el profesional pierda la objetividad. Algunas formas para evitarlo son:

Analizar información, datos, registros, estadísticas y, en general, informes cuantitativos, antes que cualitativos.
No tener en cuenta experiencias personales o de trabajadores con los que se tenga una relación social, familiar o afectiva.
No asignar más importancia a los eventos recientes, considerando todos los incidentes o accidentes de un periodo definido.
Evaluar con el mismo indicador todas las áreas, sin preferir la que corresponde al evaluador o alguna en la que tenga intereses personales.
Analizar la información con base en diferentes perspectiva y puntos de vista, suministrados por trabajadores de áreas diversas.

7. No considerar las interacciones entre los riesgos

Los riesgos son dinámicos. Se multiplican, se asocian, aumentan o disminuyen su impacto o la probabilidad de ocurrencia, entre otras manifestaciones de evolución constante. Aún más preocupante que todo esto, es la capacidad para interactuar entre ellos. No considerar la interacción entre los riesgos hace que se pasen por alto riesgos que permanecen ocultos, que no son tratados y que desarrollan desde la sombra un poder lesivo creciente. Las evaluaciones de riesgos laborales deben incluir dentro de las tareas a realizar, un mapeo de procesos enfocado en identificar riesgos que se relacionan e interactúan entre ellos. Parte del éxito en este propósito está en incorporar a las personas indicadas. Pero también es importante asumir un enfoque holístico para la evaluación. La colaboración entre las áreas y el monitoreo constante de las amenazas identificadas, tratando de identificar cualquier asociación o interacción nueva, completan el conjunto de recomendaciones para comprender las interacciones entre los riesgos y adoptar un enfoque integral para la evaluación.

8. No categorizar ni priorizar los riesgos

Las evaluaciones de riesgos laborales eficaces, profesionales, sistemáticas y estandarizadas, pueden fallar en la última etapa, porque los profesionales olvidan o ignoran un paso final: categorizar y priorizar los riesgos. En Gestión de Riesgos, existe una jerarquía de controles:

Eliminación.
Sustitución.
Controles de Ingeniería.
Controles Administrativos.
Uso de Equipos de Protección Personal.

Saber qué tipo de control utilizar, depende de la categoría del riesgo y de su ubicación en una lista priorizada. Utilizar todos los controles de forma indiscriminada o aleatoria, provoca un derroche de recursos y una Gestión ineficaz.

9. No realizar la evaluación de riesgos en el momento adecuado

Las evaluaciones de riesgos laborales programadas, que corresponden a un calendario anual o semestral, son importantes y necesarias. Pero también lo son las que responden a un aumento de incidentes, a la ocurrencia de un accidente grave o a la imposición de una multa o una sanción. La evaluación de riesgos laborales es un instrumento de reacción que debe estar listo para actuar en el momento adecuado. Todos los proyectos, incluida la operación total de la organización, necesitan evaluaciones de riesgos laborales constantes, especialmente cuando cambian las condiciones o hay cambios de diseño, de materiales o de objetivos.

10. Generar silos de información

La capacidad de comunicar de forma asertiva, oportuna, clara y eficaz, es importante para cualquier profesional en el área de Seguridad y Salud en el Trabajo. Cuando los profesionales realizan evaluaciones de riesgos laborales, y no comunican sus resultados de forma oportuna, a las personas indicadas, generan silos de información improductivos, inocuos y que, al final, se convierten en un uso de recursos que perjudica a la organización. La comunicación eficaz se produce antes de la evaluación, durante y después. La Alta Dirección, los directores de áreas involucradas, los empleados con funciones en Seguridad Ocupacional, entre otras partes interesadas, necesitan recibir información constante durante todas las etapas de la evaluación.

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