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evaluación de riesgos laborales

Cómo realizar una evaluación de riesgos laborales: de la teoría a la práctica

Una evaluación de riesgos laborales es una revisión o inspección completa y detallada a un espacio de trabajo, las personas que en él desarrollan alguna tarea, los equipos, herramientas o utensilios que se utilizan y las condiciones ambientales en las que deben trabajar a diario los empleados. El objetivo es identificar peligros, que pueden desencadenar riesgos que causan daño a los trabajadores y a los activos de la organización. Este tipo de evaluaciones son necesarias para alcanzar la conformidad con una norma o regulación sobre Seguridad y Salud en el Trabajo, un requisito de un estándar de cumplimiento o solo porque los hechos –accidentes o incidentes-, indican que es preciso hacerlo.
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La evaluación de riesgos laborales parte de un escenario teórico, para ser llevada a un terreno práctico. A continuación, explicamos los conceptos teóricos, pero también de lo que sucede en la práctica en una evaluación de riesgos laborales.

Evaluación de riesgos laborales – Marco teórico

Los profesionales en gestión de riesgos adoptan diferentes metodologías para realizar la evaluación de riesgos laborales. Algunas de ellas son desarrolladas por los profesionales en el área, y otras incorporan una alta participación de los trabajadores y otras partes interesadas.

Adoptar una metodología para la evaluación de riesgos laborales

Existen metodologías muy elementales, que apenas se basan en la observación. Otras, más complejas, requieren incorporar soluciones informáticas para obtener resultados confiables. La metodología, su complejidad y los recursos que demandará, dependerá del tamaño de la organización, el tipo de tareas que llevan a cabo los trabajadores y la complejidad de la operación.

Evaluaciones cualitativas y cuantitativas

Las evaluaciones cualitativas, que son las más comunes, son el resultado del uso de una matriz de riesgos. Esta herramienta, de uso muy extendido en el área, califica los riesgos como altos, medios o bajos. Aunque también puede ser algo más precisa al utilizar términos como muy alto o muy bajo. Los factores de evaluación son el impacto negativo y la probabilidad de ocurrencia. La evaluación cualitativa expresa los resultados en cifras absolutas. El riesgo de caída de un trabajador, en determinada área, es 8, en una escala de 1 a 10, por ejemplo. Algunos exámenes cualitativos también ofrecen resultados en términos porcentuales: el riesgo es del 73%, por ejemplo. Las evaluaciones cuantitativas, por supuesto más precisas, son el resultado de la aplicación de complejas herramientas para realizar los cálculos, y de la incorporación de una solución informática que automatiza la gestión.

Clasificar los riesgos identificados

Con la información aportada por cualquiera de los dos métodos, o la combinación de ambos, los especialistas ordenan los riesgos según la prioridad que indica el impacto negativo y la probabilidad de ocurrencia. Esto permite asignar recursos inmediatos a la atención de los riesgos que encabezan la lista. Hasta aquí, el marco teórico. Lo que sigue, es eminentemente práctico: se decide qué riesgos se pueden aceptar, de acuerdo con el apetito de riesgo de la organización, y se diseñan las acciones para minimizar, eliminar, compartir o tolerar otros riesgos. Siempre existirá un riesgo residual, que se espera sea cada vez menor, entendiendo que la evaluación de riesgos es cíclica, constante y periódica.

Evaluación de riesgos laborales – 5 pasos para realizarla en la práctica

Los conceptos teóricos son importantes, y tienen un peso importante cuando se pasa a la práctica. Los procesos y los mecanismos pueden variar de una organización a otra. Incluso, de un profesional a otro. Sin embargo, hay algunos pasos que todos deben seguir:

1. Identificar los riesgos

Los riesgos se buscan en el lugar de trabajo. Una inspección minuciosa, en la que los informes de los trabajadores resultan especialmente valiosos, es la primera fuente de riesgos no identificados. En este paso, por supuesto, la experiencia y el conocimiento de los profesionales encargados los lleva a identificar riesgos que el mismo trabajador no considera. Pero la inspección física no es la única fuente. Los informes de accidentes e incidentes, las exigencias de organismos reguladores y el uso de herramientas como la lluvia de ideas, también ayudan a completar la lista de amenazas. En este primer paso, es mejor ser exhaustivos a dejar fuera posibles riesgos.

2. Identificar los afectados

El siguiente paso es identificar las personas que se verán afectadas con la ocurrencia de cada uno de los riesgos. Es importante entender que hay varios grupos de personas. Identificarlas y clasificarlas con precisión facilitará el desarrollo de la siguiente fase. Los trabajadores, por supuesto, conforman el primer grupo. Pero también están los contratistas, visitantes, personas de la comunidad, personas con discapacidad… Aún dentro de los trabajadores es posible diferenciar entre los “novatos”, los que sobrepasan determinada edad, los que realizan tareas peligrosas… Porque la experiencia, condición física o labor que realizan puede ser en sí misma una fuente de riesgo.

3. Tomar decisiones para tratar los riesgos

En este punto, el profesional responsable de realizar la evaluación de riesgos laborales sabe cuál es la amenaza, qué impacto puede tener, a quién afectaría y dónde se produciría. Tiene todos los datos para diseñar una acción que minimice el riesgo, lo elimine o disminuya su impacto. Este es el objetivo real por el que se realiza una evaluación de riesgos laborales. Es en este punto donde se define el uso de equipos de protección personal, la capacitación de determinados trabajadores, la modificación de un procedimiento, el cambio del pavimento en determinada área, el aislamiento total de otra…

4. Documentar y registrar

Toda la tarea de evaluación de riesgos laborales, desde la planificación, hasta el diseño de las acciones de tratamiento, será documentada y registrada. Esto para alcanzar la conformidad con los estándares de Seguridad y Salud en el Trabajo, pero también porque este registro histórico es el que permite que, cada vez, la tarea ofrezca mejores resultados y sea más fácil.

5. Repetir el ciclo

La evaluación de riesgos laborales se basa en el modelo PDCA –Planear, Hacer, Verificar y Actuar. Se trata de un modelo de gestión cíclico, que promueve la mejora continua y que en la práctica de este tipo de evaluaciones resulta muy eficaz. Es preciso asegurar la disponibilidad constante de información y el acceso de los trabajadores al Sistema para reportar incidentes, accidentes o condiciones que puedan afectar su seguridad y su salud. Y para ello, la gestión de Seguridad y Salud en el Trabajo requiere de un soporte tecnológico acorde con el reto.

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