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obligaciones de cumplimiento ambiental

Cómo evaluar las obligaciones de cumplimiento ambiental

Las obligaciones de cumplimiento ambiental implican cierta dificultad para su definición por dos razones. El constante cambio en el marco normativo, es la primera. La segunda está relacionada con los requisitos del estándar de gestión ISO 14001. Y es que la adopción del estándar implica contraer otras obligaciones de cumplimiento ambiental, adicionales a los requerimientos de orden regulatorio. ¿Por qué hacerlo? Una buena respuesta es que la implementación del estándar ambiental garantiza el cumplimiento total, en todos los escenarios y en todos los niveles de la organización.
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¿Cuáles son las obligaciones de cumplimiento ambiental?

Las obligaciones de cumplimiento ambiental se pueden agrupar en tres categorías, de acuerdo con su origen. Todas son importantes y el cumplimiento debe ser evaluado y garantizado. Estas tres categorías son:

1. Obligaciones legales o regulatorias

Son la mayoría y son las que generan multas, sanciones e incluso, riesgo de paralización de la operación. Del cumplimiento de algunas de estas obligaciones depende un permiso, una licencia o la autorización para desarrollar un proceso. Usualmente, las obligaciones legales tienen alcance regional o nacional. Pero también las hay que son de carácter supranacional.

2. Obligaciones normativas

Este tipo de obligaciones de cumplimiento ambiental son en realidad voluntarias, al igual que las que se agrupan en el siguiente ítem. Sin embargo, se habla de ellas en un apartado dedicado, por la importancia que tiene el estándar internacional ISO 14001, y la trascendencia que tiene uno de sus objetivos principales, que es asegurar el cumplimiento de todas las obligaciones ambientales, en todos los órdenes y cualquiera que sea su origen.

3. Obligaciones voluntarias

Además de los estándares de gestión, o los requisitos de un Sistema de Gestión adoptado, la organización puede decidir asumir obligaciones con su comunidad, con sus vecinos, su país o su planeta en general, por decisión autónoma y unilateral. El carácter voluntario no resta obligatoriedad a este tipo de obligaciones. De hecho, su cumplimiento demuestra la capacidad para alcanzar objetivos, cumplir con la misión y alcanzar una visión.

¿Cómo evaluar las obligaciones de cumplimiento ambiental?

Para evaluar las obligaciones de cumplimiento ambiental es imprescindible que estas se puedan monitorizar, revisar y que se pueda determinar su cumplimiento. Para ello, hay que definir indicadores, periodicidad y metodología. Y, en cualquier caso, el instrumento de evaluación más adecuado es, sin duda, la auditoría interna. El modelo PDCA —Planear, Hacer, Verificar y Actuar— es el camino recomendado a seguir, ya que promueve la mejora continua y es un requisito del estándar de Gestión Ambiental ISO 14001. Con indicadores definidos, personal asignado y el modelo listo para ser desarrollado, conviene seguir estos pasos para evaluar las obligaciones de cumplimiento ambiental:

1. Elegir el auditor y su equipo

Dependiendo del tamaño y la complejidad de la organización, se requerirá conformar un equipo de auditores. El tamaño de la organización también determina si el auditor y sus asistentes cumplen otras funciones dentro de la organización, o conforman une equipo dedicado a la Gestión Ambiental. Otra alternativa es contratar un consultor o auditor externo. El requisito, finalmente, es el conocimiento de la gestión ambiental, así como conocer las técnicas de auditoría generalmente aceptadas —ISO 19011.

2. Revisar los procesos

La auditoría puede ser total, general o enfocarse en algunos procesos. La revisión de procesos puede hacerse con base en la observación, entrevistas, verificando documentos o integrando todas estas técnicas. Una lista de verificación sobre cumplimiento de cada proceso con las diferentes obligaciones ayudará a lograr el objetivo.

3. Identificar problemas e informarlos

Las no conformidades con los requisitos de un estándar, los problemas de cumplimiento o la diferencia de indicadores en metas de disminución de emisiones o de consumo de combustibles, por ejemplo, son la parte medular del informe que produce el auditor y su equipo.

4. Crear un plan para corregir los problemas

Identificados los problemas de cumplimiento e informados a la Alta Dirección, el siguiente paso es diseñar las acciones correctivas correspondientes. Esto puede requerir en algunos casos emprender una investigación para encontrar la causa raíz. En otros casos, también se requerirá actualizar una política, un proceso o un manual de instrucciones para la ejecución de un procedimiento.

5. Implementar los cambios

La capacitación para comunicar las novedades es un elemento esencial en este paso. La implementación de nuevas políticas, nuevos procesos o, simplemente, nuevas formas de hacer las cosas, generará un previsible y transitorio periodo de confusión, que se disminuye o elimina incorporando formación y tecnología a la Gestión Ambiental.

6. Revisar el impacto de las modificaciones y reiniciar el proceso

Lo ideal sería que todos los riesgos de cumplimiento ambiental fuesen eliminados. Pero no siempre es así. El cambio regulatorio y normativo obliga a una revisión continua de las obligaciones de cumplimiento ambiental. Por eso el proceso es cíclico y constante. Lo importante siempre será comprobar que hay mejora continua. Así, se verifica lo que funciona y se pone la lupa sobre lo que aún requiere ajuste para reiniciar el ciclo. El conocimiento siempre será valioso. Pero, a este, es preciso sumar tecnología a la Gestión Ambiental y de Cumplimiento Ambiental. Las organizaciones que automatizan sus Sistemas y sus Programas HSE, adquieren fluidez, productividad y eficiencia en sus procesos de verificación de cumplimiento.

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