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Priorización de peligros y riesgos

Peligros y riesgos

La identificación de peligros, valoración de riesgos y determinación de controles, es una de las entradas principales para la planificación de actividades que permitan mitigar estos riesgos y prevenir accidentes y enfermedades laborales. Debido a que la identificación de peligros y valoración de riesgos puede llegar a ser muy extensiva, dependiendo de la cantidad de peligros identificados, es necesario realizar una priorización de estos riesgos con el fin de tomar medidas frente a los riesgos más representativos. Estos riesgos más representativos, podrán depender de la cantidad de expuestos, probabilidad de ocurrencia, gravedad de las consecuencias, o cualquier otra que se tenga en cuenta dependiendo de la metodología utilizada para la valoración de riesgos. Variables como el histórico de accidentes o enfermedades laborales, o si existen controles definidos que permitan mitigar el riesgo, y más, pueden ser tenidas en cuenta para la definición de aquellos riesgos priorizados o no. Así pues, dependiendo de la metodología, podría haber riesgos, por ejemplo, Moderados, Importantes, Triviales, No tolerables o tolerables, pero la priorización podrá depender de otros factores, siendo, por ejemplo, únicamente los riesgos No tolerables, moderados e importantes, los riesgos no aceptables para la organización. Con base a esto entonces, los riesgos no aceptables, son los que, según lo establecido por cada organización, deberán tener unas actividades que permitan su mitigación en menor tiempo de implementación. El hecho de tomar medidas frente a los riesgos más representativos, no quiere decir que no se vayan a tener en cuenta los demás riesgos, o que no pueden llegar a derivarse en accidentes o enfermedades laborales. Cuando un riesgo obtiene como resultado como aceptable o no representativo, es debido a que los controles establecidos actuales para evitar su ocurrencia, son suficientes y están siendo efectivos, por lo que no se pueden dejar de implementar y deben seguir realizando las labores de inspección para verificar que siguen implementando de forma correcta. De la priorización de los riesgos, se derivarán los programas de control operacional necesarios para evitar accidentes o enfermedades laborales precisamente derivados de estos riegos. Así pues, podremos tener n programas de control operacional dependiendo de la cantidad de riesgos priorizados. Si en la valoración de riesgos, por ejemplo, hemos identificado peligros biomecánicos asociados a riegos no tolerables, pues tendrá que definirse un programa de control operacional, enfocado a la prevención de accidentes y enfermedades laborales derivados de este peligro. Esta misma priorización de riesgos, es aplicable en la identificación y valoración de las amenazas que permitirán la definición de brigadas y actividades que permiten atender una emergencia. Dependiendo de la metodología utilizada, aquellas amenazas definidas como de alta probabilidad de ocurrencia o alto impacto, deberán ser priorizadas y, con base a esta priorización, se definirán que actividades se deben programar para actuar ante la emergencia, y el tipo de brigada que se requiere conformar para actuar ante la emergencia. Ahora bien, independiente de la metodología utilizada, es necesario definir a partir de que variables o condiciones, cada uno de los riesgos va a ser priorizado. Es decir, para la organización, a partir de que calificación obtenida por cada riesgo, este va a ser prioritario o no prioritario. Así mismo, es necesario dejar establecido también, que en caso de que un riesgo sea prioritario o no prioritario (puede haber más categorías), cuáles son las medidas que se deben realizar y los plazos máximos de ejecución de estas actividades. Por ejemplo, si un riesgo es prioritario, podrían establecerse actividades de control que busquen la eliminación del riesgo en un tiempo inmediato, pero si un riesgo es no prioritario, podrían definirse actividades para la verificación de controles y evaluarlos cada 6 meses. Todo depende de la definición de a partir de qué punto un riesgo es prioritario o no para la organización. La priorización de los riesgos, además de permitir definir las actividades de control operacional a implementar, va a permitir mostrar gestión de las medidas aplicadas para cada riesgo priorizado. Por ejemplo, puede ser que en un periodo determinado hubiese un riesgo eléctrico en un área determinada en nivel alto, pero que luego en el siguiente periodo, luego de aplicar controles y verificar que estos fueron efectivos, ahora el riesgo es bajo o no priorizado. Esto ayudará a que, por ejemplo, en la revisión por la dirección, se puedan mostrar resultados positivos o negativos frente a la inversión que ha realizado la alta dirección para la prevención de accidentes y enfermedades laborales. Es así entonces finalmente, que se debe realizar una identificación de peligros, valoración de riesgos y determinación de controles de forma consciente, pensando siempre en la responsabilidad que se tiene ya que de esta actividad puede que dependa un accidente de trabajo o enfermedad laboral. La forma de priorizar los riesgos puede ser de forma subjetiva dependiendo de la experiencia del responsable HSE, pero también puede ser apoyada en criterios para ser más objetiva

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